martes, febrero 19, 2008

Mujer y Pobreza: Cambio de roles en Chile

INTRODUCCIÓN

La historia reciente de Chile ha estado marcada por largos períodos de gobierno. Pinochet estuvo 17 años en el poder. Y luego la concertación lleva 16 años al mando de nuestro país. En el Gobierno Militar se optó por la economía liberal, siguiendo la escuela de Chicago y se privatizaron las empresas públicas. Fue un período donde también se pasaron a llevar los derechos humanos y se violó la libertad de las personas. A partir de 1990 gobierna una coalición de centro izquierda, compuesta por demócrata cristianos, socialistas y liberales de centro izquierda. Cuatro presidentes ha tenido esta coalición, Aylwin, Frei, Lagos y aun gobernando la presidenta Michele Bachelet.

En los gobiernos de la Concertación, destaca en su gestión la reducción de los niveles de pobreza en 50% en lo social; el restablecimiento definitivo del sistema democrático en municipios y parlamento, en lo político; en lo económico, el establecimiento definitivo del sistema neoliberal, la apertura a mercados como Asia y Europa, un crecimiento de un 7% promedio entre los años 1990 y 2000. Pendientes quedan la resolución definitiva de los casos de violaciones de derechos humanos, y avances cualitativos en la calidad de la enseñanza en todos los niveles como datos claves en lo cultural.

Más allá de datos cuantitativos, es importante darse cuenta del cambio de roles que se ha dado en los último tiempos, principalmente a partir de la post-dictadura. Sí, ya que a partir de esta, en que miles de mujeres pierden a sus seres queridos o ellas mismas son torturadas, se les añade un valor extra a su labor y desde entonces son quienes llevarán a un cambio en los roles. La familia, por tanto, sufre un revés importante, lo que viene a influir, como consecuencia, en las nuevas generaciones.

Es que como ha sido comprobado a través de diversas encuestas, que se reduzca el número de mujeres pobres coincide directamente con la disminución de la pobreza. Un estudio basado en la encuesta CASEN, señala que la población de la Región Metropolitana que vive en condición de pobreza disminuyó en el período desde un 33,0% en 1990 hasta el 13,5% en 2003, el porcentaje de mujeres pobres disminuyó –en los mismos trece años- desde un 33,2% hasta un 13,7%. Además, el porcentaje de mujeres en situación de indigencia se redujo a menos de un tercio del que existía en 1990. De este modo, en una perspectiva de género, la lucha en contra de la pobreza ha beneficiado a la mujer en la misma medida que a la población total de pobres. La diferencia con los hombres no supera el punto porcentual.

¿Por qué es importante estudiar este tipo de fenómeno en relación a los medios de comunicación? Particularmente porque son los medios los que generan un inconsciente colectivo que refuerza los roles en la familia. Es tarea principal de estos, que se eduque a la mujer para los nuevos tiempos y de esta forma, a través principalmente de capacitación y créditos que le permitan llegar a emprendimientos, la pobreza tiene fuertes posibilidades de desaparecer.

Nuestro ensayo se centrará específicamente en el tema de la mujer y la pobreza. El cambio de roles que ha experimentado la mujer en estos últimos años en todos los ámbitos de la sociedad chilena y a su vez relacionarlos con los textos entregados por el profesor y tratar de ir matizando con algunas ideas de los autores. Y a su vez ir relacionándolos con la política chilena en estos tiempos y cómo la clase política aborda estos temas.

MUJER Y POBREZA

Es cierto que en los gobiernos de la Concertación ha habido cambios importantes y positivos para Chile, nuevas carreteras, nuevos metros, tratados comerciales con Asia, Europa y Estados Unidos. Pero se dice que en estos gobiernos la brecha entre la desigualdad ha aumentado de manera significativa, cada vez los ricos son más ricos y los pobres son más pobres.

Como plantea Spencer en su escrito ¨ Chile ha presenciado como su clase media ha tendido diluirse entre la tradicional clase media ilustrada de esfuerzo y la promoción de clases más populares, en lo que se llamará clase media emergente. Dando cuenta de aquellos grupos cuya satisfacción de deseos, cuyo consumo, básicamente tiende a construir una identidad, a tener una pertenencia a grupos socioeconómicos más altos, como una motivación central en la vida cotidiana. Pero a costa de endeudamiento y consumo de objetos simbólicos, que representen esta escalada. ¨

Se ha comentado en el ambiente que en el mandato del ex Presidente Ricardo Lagos, los más beneficiados con su gobierno fueron los empresarios. Cosa difícil de entender, ya que su eslogan de campaña era ¨ IGUALDAD PARA TODOS.”

En este período al mando Bachelet, Chile ha tenido que sortear varios obstáculos y no le ha sido nada fácil gobernar. A pesar del precio del cobre que este año ha marcado record en la historia de nuestro país, ha tenido que lidiar con problemas como la educación, salud, vivienda y últimamente en temas de corrupción en el bullado caso de Chiledeportes.

El común de las personas piensa: si hay tanta plata por el cobre, ¿por que falta para estudios o salud que son una de las cosas más importantes en una sociedad? Y ve como ahora políticos de connotada trayectoria como es el caso de Guido Guirardi, se ven envueltos en temas de desvíos de dinero para sus campañas políticas. La gente en la calle no entiende razones, ya que finalmente se están robando la plata de todos los chilenos. Es por estas razones que estamos de acuerdo con lo que plantea Ortega Frei en su estudio, que dice:

La imagen que los chilenos tienen sobre su democracia y el valor que le asignan a ella, como asimismo, la confianza en las instituciones públicas, han disminuido dramáticamente en amplios sectores de la sociedad chilena.

La gente ya no cree en sus gobernantes, los votan para que los representen mejor y luego ve que ellos se aprovechan de los que no saben mucho, sacando votos, prometiendo para llegar al poder.

El 70% de la población en condiciones de pobreza es femenina, según los informes del Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación para la Promoción de la Mujer. A la falta de acceso a la educación y a la alimentación de las mujeres, se suma la situación de amenaza constante que padecen. Las condiciones de vida de las mujeres influyen de forma decisiva en el desarrollo de un país. Si se vulneran derechos como el acceso a la educación y a un empleo, su libertad e independencia, difícilmente podrá evolucionar un país.

La directora regional del Sernam, Victoria Vega, se refiere al tema género y pobreza señalando que en la realidad se observa que los porcentajes de mujeres que sufren la pobreza son más altos que los de hombres en la misma situación, sin embargo, son ellas las que frecuentemente experimentan sus formas más severas. Un estudio realizado en 1990, mostraba que los ingresos de los hogares que tenían a un hombre como jefe eran 51,0% superiores a los de un hogar liderado por una mujer, en 2003 esta diferencia aumenta a un 67,3%. “Con el correr de los años y gracias a la ampliación del debate en torno a la pobreza hoy se reconoce que hombres y mujeres la viven de manera diferente y que los mecanismos de empobrecimiento no son los mismos para cada sexo”, puntualizó. Explicó que hay determinantes de género en la situación de pobreza de las mujeres, como por ejemplo, las barreras que limitan su entrada al mercado de trabajo, entre las que se cuentan de manera especial sus responsabilidades familiares, domésticas y el cuidado de las hijas e hijos.

También están los patrones de desigualdad y discriminación que encuentran para acceder a los apoyos o al crédito cuando intentan desarrollar alguna actividad productiva por cuenta propia, además de las pautas de segmentación ocupacional, que las llevan a concentrarse en un número menor de ocupaciones y en oficios considerados tradicionalmente femeninos, los que en general son poco valorados y mal remunerados.

Respecto a la incorporación de la mujer al trabajo y a la discriminación por género, las cifras muestran que la presencia femenina en el mundo laboral comienza a aumentar en cuanto a la edad productiva para luego, cuando están en condiciones de integrarse efectivamente al trabajo, convertirse en una mayor fuerza de trabajo potencial. Lo que no se ve reflejado en los bajos sueldos, o la diferencia notoria en el sueldo de dos personas de sexo opuesto que ocupan el mismo cargo, en la misma empresa y bajo las mismas circunstancias.

Aquí hay una definición, a partir de una aparecida en el Centro Internacional de Formación de la OIT. De acuerdo a ésta, el enfoque de género surge como una manera de entender las relaciones entre hombres y mujeres en la sociedad. Este concepto es distinto al de sexo. Se refiere a las diferencias biológicas, básicamente en términos de sus funciones reproductivas. El género, en cambio, se refiere a los roles atribuidos a hombres y mujeres en función de su sexo. Es decir, es un conjunto de atributos que determinada cultura o sociedad define como propios de hombres y mujeres, lo que constituye la definición de lo femenino y masculino.

En materia de participación laboral, el avance hasta hoy a partir de la globalización o de la década de los '90 ha implicado un aumento de la participación laboral de las mujeres. En los niveles bajos se ha producido un mayor aumento, de 29% a 36%; en el nivel medio, de 42% a 48% y en el alto, 55,2% a 55,4%. En este último segmente el cambio es menor que en los estratos más bajos, debido a que en éste último se mantiene un esquema tradicional de la familia, en que el hombre trabaja, mientras que la mujer permanece en la casa, dedicándose a las labores del hogar, como cuidar los niños, supervisar el mantenimiento del hogar, etc. Por otro lado, se activan en los sectores más bajos la posibilidad de estudiar, de capacitarse y por sobre todo de abrirse al campo laboral, con trabajos que en ocasiones son muy mal remunerados, pero que, por el hecho de deber mantener una familia, muchas veces totalmente solas, se deben hacerlo. Como nunca antes en la historia de Chile las mujeres han ingresado al mundo del trabajo: hoy son el 38% de la población económicamente activa, alcanzado las más altas tasas de participación laboral de la historia. La mayoría de ellas ocupan un puesto en el sector terciario.

Si bien es un avance en relación a décadas anteriores (en 1982, la tasa de participación de las mujeres llegaba al 22%; en 1992 al 28% y en 2002 alcanzó el 36%), el tipo de trabajo en el que se ha insertado la mujer claramente sigue expresando la desigualdad entre hombres y mujeres que se produce en todos los ámbitos de la sociedad.

Como demuestran los datos del IDH (Índice de Desarrollo Humano) y del Índice de desarrollo humano relativo al género (IDG), ningún país del mundo presenta una igualdad salarial entre mujeres y hombres, hay una brecha entre los salarios percibidos por igual trabajo aún en el país con mayor “igualdad”.

En Chile, los datos señalan que las mujeres reciben un 24% menos de sueldo que los hombres, brecha que aumenta a un 40% en las mujeres profesionales y en altos cargos. A esto se le suma una serie de problemáticas y limitan o complican el ingreso de la mujer al trabajo: la doble jornada, el cuidado de los hijos, el embarazo y maternidad, el acoso sexual, previsión y salud. Las condiciones de trabajo en el sistema económico imperante en gran parte de las sociedades mundiales, para la mujer son un tema. Algunos la llaman la feminización del trabajo y la pobreza. Es decir, si para el conjunto de los y las trabajadoras del mundo la globalización ha significado un aumento en la precariedad de sus condiciones de trabajo, la pérdida de seguridad social, de estabilidad, el aumento de las horas de trabajo, para la mujer esta situación es aún peor.

Incluso desde algunos sectores han culpado a las mujeres y los inmigrantes del desempleo sostenido que afecta a la población de varones, económicamente activa, no sólo en Chile. En esta Feminización del empleo, hay una explotación hacia las mujeres en actividades no remuneradas como las actividades domésticas (tema que fue de campaña electoral en las últimas elecciones presidenciales en Chile) y de servicios personales, en tanto reciben muy bajos salarios en sus trabajos, generalmente flexibles o temporales.

Según el estudio de la organización internacional Solidar hecho el 2004, sobre las condiciones laborales de las mujeres chilenas trabajadoras en situaciones de precariedad, “mientras las mujeres desempeñan diferentes formas de trabajo informal, están en la base de la pirámide de la economía sumergida, concentradas en actividades poco rentables y con altos niveles de precariedad. El documento describe que la liberación del comercio mundial ha traído como consecuencia “una informalidad de la fuerza laboral, caracterizada por un crecimiento del trabajo independiente, fenómeno que ha cobrado especial fuerza en América latina, Asia y África. Ha llevado también hacia una feminización del desempleo: a las labores domésticas no remuneradas se le suman, acaso, actividades mal remuneradas en empleos precarios.”

Cecilia Pérez, Ministra del Sernam, señaló que el ingreso de la mujer al mercado laborar contribuyó enormemente a la reducción de la pobreza en Chile en la primera década de democracia. Chile tiene capacidad de incorporar masivamente a las mujeres a su mercado de trabajo”

Para todo nuevo cambio se utiliza como instrumento las encuestas que permiten hacer un sondeo de la opinión pública con respecto a las posibles soluciones, causas, etc. Hunneus señala que estas “tiene alcances limitados por la complejidad del objeto de estudio, pero proporciona una información valiosísima para el conocimiento de la sociedad, aportando luces que ninguna metodología proporciona” (Hunneus, 27). Diversos son los estudios que han señalado, por un lado, que las mujeres están alcanzando mayores niveles de estudios, sobre todo en forma comparativa a los hombres. Para el año 2004, se establecía que las matrículas totales en la universidad, de acuerdo al género correspondían a lo siguiente:

Tipo de Institución

Universidades

a.- Profesionales

b.- Educación Técnica

Matrícula Total:

Femenina

186.679

50%

35.553

38%

25.336

49%

Matrícula Total:

Masculina

184.084

50%

58.291

62%

25.914

51%

Total General

370.763

93.844

51.250

En esto lo más importante es señalar que la educación en el género masculino se ha mantenido, en la mayoría de los casos. Por otro lado, en las mujeres se da una importante alza, lo que se demuestra en el cuadro comparativo incluido en el mismo estudio del Consejo Superior de Educación. Destaca que para el año 2004, en comparación a dos años antes (2002), el alza de mujeres matriculadas en primer año Universitario era de un 26%, en comparación al 10% de matriculas en Primer año de hombres, comparado durante los mismos años. (Consejo Superior de Educación, 8)

Las nuevas tendencias económicas, tecnológicas, laborales y socioculturales han configurado en las últimas décadas una nueva organización del trabajo orientada a lograr mayor flexibilidad en el uso de los recursos para aumentar la competitividad de las empresas. Así, han emergido modalidades de trabajo que ofrecen nuevas oportunidades laborales a las mujeres. La autonomía económica, base de la autonomía personal, contribuye a evitar la vulnerabilidad no sólo en términos económicos. Implica mayores niveles de igualdad, seguridad y desarrollo personal, mejora la calidad de vida de ellas y sus familias, contribuye a la superación de la pobreza y al desarrollo económico y social del país.

La exclusión social y el combate a la pobreza son retos fundamentales que enfrenta cualquier política de desarrollo que aspire a la equidad social. Las mujeres comos entes sociales fundamentales en la erradicación de esta, son particularmente importantes, siendo necesario elaborar políticas integrales que afecten los distintos procesos que generan la pobreza. Considerando en la elaboración de estas políticas integrales la situación particular en la que se encuentran las mujeres. En ello, también es necesario, quizás primeramente, reconocer el derecho de las mujeres a establecer relaciones sociales e institucionales más allá de la esfera doméstica.

Las mujeres que se organicen tendrán la posibilidad de desarrollar sus puntos de vista y alternativas frente a los problemas sociales que enfrentan. Ya agrupadas les permitirá formar una fuerza mucho más fuerte e imbatible que en si lo hicieran en forma independiente. Así también, podrán exigir la participación en el diseño y evaluación de las políticas sociales, que va más allá de tener una presidenta mujer, va por aceptar sus decisiones, tal como si lo dictara un hombre.

Se debe privilegiar el desarrollo de las capacidades del género femenino, además de la incorporación laboral en las políticas de combate a la pobreza. Y aquí nos detendremos un momento, ya que son las mujeres las que a partir de la post-dictadura, asumen la responsabilidad de superar los obstáculos y tomar el mando en sus hogares. Ya no permanece el antiguo diseño tradicional de familia. La mujer asume un rol “masculino” en muchos de los hogares, sin embargo, es la sociedad la que no está preparada para este cambio.

Por tanto, hay que abordar los obstáculos que interfieren en la integración de las mujeres al mercado laboral: problemas de salud, psicológica y física, responsabilidades familiares, déficit educativos, debilidad de las redes sociales y desconocimiento del funcionamiento institucional. Atender las necesidades familiares, especialmente el cuidado de los hijos, la vivienda, la salud, la educación. Prestando mayor atención a las necesidades de las mujeres es posible que estas logren un desarrollo más profundo de sus habilidades y destrezas, pudiendo dedicarse a ellas, sin dejar de lado su rol como madres. Debemos destacar que el rol que cumple la mujer en los primeros años de vida de los menores forjará la base de la personalidad de los niños que serán la generación del mañana. Si las tendencias actuales se mantienen, es posible predecir que en un futuro nos enfrentaremos a un escenario más igualitario, ya sea desde la Educación Superior hasta la participación en política, economía y otros.

Si hablamos de política debemos también analizar los nuevos cambios en el electorado. Así podemos ver que además de darse un envejecimiento de este, la población femenina votante ha aumentado sostenidamente, tanto así que en las elecciones son las mujeres quienes, en general, elijen al candidato triunfador. Las diferencias en las preferencias políticas entre los géneros han sido una variable crucial a la hora de explicar el grado de conservadurismo o no de un individuo. En términos generales, la mujer es políticamente más conservadora que el hombre (Norris, 116). Una de las virtudes del sistema electoral chileno para el investigador es que las mujeres y los hombres votan en mesas separadas en todas las elecciones. Si bien la mujer tiene una leve inclinación por emitir un voto de derecha, simultáneamente este voto tiende a favorecer a sus pares de género.

En este sentido, podemos decir que por un lado la mujer tiende a conservar la estructura clásica de la familia. Es por ello que su votación se dirige la mayoría de las veces a la derecha. La mujer chilena contribuye además en la discriminación, dando así un ciclo en que se educa a las generaciones para que se conserve los roles tradicional. Pero por otro lado, al momento de que en las elecciones se encuentre una mujer, las votaciones tienden a favorecer a estas. Notándose así un intento (o deseo) porque las tradiciones cambien, ya con alguien del mismo género a cargo de la población. Sin embargo, en esta mujer debe resaltar un “poder materno”, que reemplace a los mandatarios paternalistas y autoritarios.

Los medios juegan un rol importante al momento de reforzar los roles en la sociedad. A través de la programación tradicional de la televisión abierta se refuerza a la mujer “dueña de casa”, como lo positivo. Designando a las mujeres profesionales como obsesivas, despreocupadas de la familia y que truncan el futuro del país en cuanto a su población, ya que muchas, o la mayoría de ellas no desean tener hijos o se limitan a uno o dos.

CONCLUSIÓN

En conclusión podemos decir la pobreza se ciñe a un sistema tradicional en que la mujer debe quedarse en la casa esperando que el hombre traiga el sustento al hogar. Debido al cambio en la familia en que, a partir de la dictadura militar, los hombres abandonan el hogar, ya sea por su desaparición, detención o por los numerosos fallidos en los matrimonios modernos.

La mujer a partir de entonces debe tomar las riendas de su hogar, salir a trabajar y abandonar a los hijos, pero por otro lado tienen la oportunidad de estudiar y desarrollar sus habilidades en forma profesional lo que les da la base a las nuevas generaciones a que las cosas cambien y que los roles tradicionales varíen notablemente.

Para lograr este cambio en la sociedad, es necesario que el país sea liderado por una par. Alguien que entendiendo el rol materno sabrá a qué se atienen las mujeres en la vida cotidiana, así sus problemas y fortalezas son el espejo de la población femenina. Sin embargo, se encuentran con la población masculina que no acepta un mandado directo, ya que está acostumbrado a “creer que manda” y que este mandato femenino sea indirecto.

“La pobreza tiene nombre de mujer”, es que en ellas recae la responsabilidad de las nuevas generaciones, están mucho más ligadas a sus hijos que los hombres, y su desarrollo se basa en cómo logran dividir sus responsabilidades en cuanto a lograr sacar una familia adelante y que los hijos sean más que lo que ellas mismas han logrado ser. Y cómo logran desarrollarse ellas mismas.

Una distribución más justa de recursos, obligaciones y derechos desde la niñez entre hombres y mujeres contrarresta el riesgo de las mujeres de caer y permanecer en situaciones de pobreza.

El cambio de los comportamientos paternos de las familias más pobres y de la escuela a favor de una distribución más igualitaria de los recursos educativos entre niños y niñas y de una redistribución de las tareas familiares entre los distintos miembros del hogar independientemente de su sexo, son medidas preventivas de la pobreza. Favorecen la inserción futura de las niñas en el mercado de trabajo y su autonomía.

Los programas dirigidos a las mujeres pobres con la finalidad de disminuir su dependencia y de generar ingresos tienen consecuencias beneficiosas para ellas y sus familias. Se ha comprobado que la contribución de las mujeres al presupuesto familiar logra sacar de la pobreza a un número significativo de hogares, por lo que se puede afirmar que el trabajo de las mujeres contribuye a la equidad social. Los recursos generados por las mujeres pobres se invierten en el hogar y los hijos en mayor medida que en el caso de los hombres, y mejoran las condiciones de vida de todos sus miembros y de las generaciones futuras.



BIBLIOGRAFÍA

Estudios de Género y Educación Superior

http://www.cse.cl/public/Secciones/seccionestudios/estudios_y_documentos_de_Genero.aspx

Los cambios en la cultura política chilena, Spencer

Redibujando el mapa electoral chileno

http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-090X2004000200003&script=sci_arttext&tlng=en

Encuesta MORI. Radiografía del electorado chileno.

http://www.emol.com/noticias/documentos/pdfs/encuesta_mori_%20sep2005.pdf

Eugenio Ortega, Cambio y estabilidad en el comportamiento electoral

http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-090X2003000200006&script=sci_arttext&tlng=en

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