VEGA, Carlos - Mesomúsica: UN ENSAYO SOBRE LA MÚSICA DE TODOS
FICHA BIBLIOGRÁFICA
VEGA, Carlos
Mesomúsica: UN ENSAYO SOBRE LA MÚSICA DE TODOS.
Rev. music. chil., jul. 1997, vol.51, no.188, p.75-96.
ISSN 0716-2790.
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CARLOS VEGA
Poeta y musicólogo argentino. Nace el 14 de abril de 1898 en Cañuelas, pero siendo muy joven abandonó su ciudad natal. Para sus vecinos era “el loco Vega”: un guitarrero, bohemio y amante del arte, del que se burlaban cuando se paraba sobre el banco de la Plaza para recitar sus poemas.
Desde muy joven tuvo dos vocaciones: la poesía y la música, aunque optó por esta última. En febrero de 1927, fue nombrado adscripto ad honorem en el Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia. Durante su vida, Vega realizó numerosos viajes por el interior de Argentina y por otros países latinoamericanos como Chile, Perú, Bolivia y Paraguay, con la finalidad de estudiar a fondo las características de la música autóctona, sus ritmos e instrumentos.
En 1944 el Gabinete creado por Vega se constituyó en el Instituto de Musicología Nativa (decreto del presidente Farrel Nº32456/44). En 1948 se separó del Museo con el nombre de Instituto de Musicología (Decreto del presidente Perón 20.082/48), dirigido por su fundador. Se dedicó al estudio del folklore argentino y americano. Es autor de los volúmenes de versos "Hombre y campo"; del de cuentos titulado "Agua" y de los ensayos "La música de un códice colonial del siglo XVI" (1931), "Bailes tradicionales argentinos", "Danzas y canciones argentinas" (1936), "Canciones y danzas criollas" (1941), "La música popular Argentina" (1944), "Panorama de la música popular argentina" (1944), "Música sudamericana" (1946), "Los instrumentos musicales aborígenes y criollos de Argentina" (1946), "El Himno Nacional Argentino" (1960), "El canto de los trovadores en una historia integral de la música" (1963) y "Las canciones folklóricas argentinas" (1963), entre otras.
Carlos Vega fue director del Instituto Nacional de Musicología. Como homenaje al distinguido investigador, fallecido el 10 de febrero de 1966, el Secretario de Cultura Dr. Arturo López Peña, lo denominó Instituto Nacional de Musicología Carlos Vega.
Desde muy joven tuvo dos vocaciones: la poesía y la música, aunque optó por esta última. En febrero de 1927, fue nombrado adscripto ad honorem en el Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia. Durante su vida, Vega realizó numerosos viajes por el interior de Argentina y por otros países latinoamericanos como Chile, Perú, Bolivia y Paraguay, con la finalidad de estudiar a fondo las características de la música autóctona, sus ritmos e instrumentos.
En 1944 el Gabinete creado por Vega se constituyó en el Instituto de Musicología Nativa (decreto del presidente Farrel Nº32456/44). En 1948 se separó del Museo con el nombre de Instituto de Musicología (Decreto del presidente Perón 20.082/48), dirigido por su fundador. Se dedicó al estudio del folklore argentino y americano. Es autor de los volúmenes de versos "Hombre y campo"; del de cuentos titulado "Agua" y de los ensayos "La música de un códice colonial del siglo XVI" (1931), "Bailes tradicionales argentinos", "Danzas y canciones argentinas" (1936), "Canciones y danzas criollas" (1941), "La música popular Argentina" (1944), "Panorama de la música popular argentina" (1944), "Música sudamericana" (1946), "Los instrumentos musicales aborígenes y criollos de Argentina" (1946), "El Himno Nacional Argentino" (1960), "El canto de los trovadores en una historia integral de la música" (1963) y "Las canciones folklóricas argentinas" (1963), entre otras.
Carlos Vega fue director del Instituto Nacional de Musicología. Como homenaje al distinguido investigador, fallecido el 10 de febrero de 1966, el Secretario de Cultura Dr. Arturo López Peña, lo denominó Instituto Nacional de Musicología Carlos Vega.
HIPÓTESIS
“La música está aquí todos los días, entre nosotros, pero tardamos en abarcarla y comprenderla. (…) Falta una buena discriminación general de las clases de la música en sí y en sus relaciones con los grupos profesionales, las clases sociales, las clases culturales, etcétera, y la ordenación de la correspondiente nomenclatura.”[1]
Por aquel entonces, cuando Vega planteaba esta hipótesis, existía una discriminación difusa de cómo denominar a la música que no era docta, pero era más que la primitiva, sin embargo, era diferente del folclor. Más aún se codeaba con todas estas, creando un estilo medio, que denomina: mesomúsica, reemplazando el concepto “música popular” que no lograba una correcta definición universal.
Por aquel entonces, cuando Vega planteaba esta hipótesis, existía una discriminación difusa de cómo denominar a la música que no era docta, pero era más que la primitiva, sin embargo, era diferente del folclor. Más aún se codeaba con todas estas, creando un estilo medio, que denomina: mesomúsica, reemplazando el concepto “música popular” que no lograba una correcta definición universal.
TEMAS SECUNDARIOS
v Música Docta. Las definiciones por las que ha sido sometida la música, incluso hasta nuestros días, nace principalmente desde la elite, que es quien “costea” la música de alto nivel.
v Prehistoria. Se habla de prehistoria musical hasta el siglo XII. A partir de la labor de los trovadores y bajo el mando de los príncipes, se comienza a escribir música y aparece la “música superior”, en la que destaca la “eclesiástica-polifónica”.
v Danza. A partir de la historia de la danza se ha logrado rescatar parte de la historia de la música. La danza misma es la que ha dado la partida para ir creando nuevas especies.
v Francia. Para Vega, Francia ha marcado la pauta, en todos los tiempos, en las sociedades menores. A partir de los estilos que han nacido en este país, ha ido variando y derivando en especies totalmente diferentes como lo que sucede con la contradanza.
v Productos Culturales. Lo que sucede con la mesomúsica es análogo a lo que ocurre con otras artes como la poesía didáctica y prosa periodística, artes plásticas y artesanía, etc.Musicología. Por estar situada desde la elite, ha dejado en el olvido las músicas que no son doctas, ya que no serían dignas de ser estudiadas. En eso, ignora la mesomúsica.
v Prehistoria. Se habla de prehistoria musical hasta el siglo XII. A partir de la labor de los trovadores y bajo el mando de los príncipes, se comienza a escribir música y aparece la “música superior”, en la que destaca la “eclesiástica-polifónica”.
v Danza. A partir de la historia de la danza se ha logrado rescatar parte de la historia de la música. La danza misma es la que ha dado la partida para ir creando nuevas especies.
v Francia. Para Vega, Francia ha marcado la pauta, en todos los tiempos, en las sociedades menores. A partir de los estilos que han nacido en este país, ha ido variando y derivando en especies totalmente diferentes como lo que sucede con la contradanza.
v Productos Culturales. Lo que sucede con la mesomúsica es análogo a lo que ocurre con otras artes como la poesía didáctica y prosa periodística, artes plásticas y artesanía, etc.Musicología. Por estar situada desde la elite, ha dejado en el olvido las músicas que no son doctas, ya que no serían dignas de ser estudiadas. En eso, ignora la mesomúsica.
OPINIÓN CRÍTICA
Carlos Vega, destacado musicólogo argentino, escribe desde la necesidad de darle un espacio en lo teórico a lo que no pertenece a la música docta y que confundiéndose con el folclor, tampoco lo es. Entonces logra diferenciarlo de los dos mencionados anteriormente, además de la música primitiva.
A partir de entonces, denomina “mesomúsica”, al “conjunto de creaciones funcionalmente consagradas al esparcimiento (melodías con o sin texto), a la danza de salón, a los espectáculos, a las ceremonias, actos, clases, juegos, etcétera, adoptadas o aceptadas por los oyentes de las naciones culturalmente modernas”[2] que, sin embargo, no es simplemente “música popular”, ya que en este concepto se encierra una multiplicidad de definiciones que no logran un acuerdo universal.
Vega, señala a la mesomúsica como “la música de todos”, esta es capaz de traspasar clases sociales, tiempos, espacios, etc. Justamente por ello, abarca el mercado más grande en cuanto a música y traspasa este mismo negocio –Lo que, sin embargo, se ha visto coartado en los últimos tiempos por la piratería e Internet-. El musicólogo señala al respecto, que “las consecuencias más significativas de todo este mundo musical que anima la mesomúsica es el beneficio que su potencialidad extiende a la música superior; y es tan grande ese beneficio, que nos alarma pensar en lo que hoy ocurriría si le faltara.”[3]
Debemos señalar que aún que, Vega, destaca a la mesomúsica, como la música más importante en la actualidad, incurre igualmente en el error de situarla en una posición jerárquica inferior a la música docta –aunque se aclare que se refiere a una posición dada desde la elite-, teniendo en cuenta que responden a tiempos, espacios, intereses, etc., diferentes a donde y porqué se crean.
En relación a la pobreza de vocabulario a la que alude Vega, es importante preguntarse qué pasa con las creaciones complejas que en teoría entrarían en el ámbito de la música docta, sin embargo, en forma o apariencia siguen estando fuertemente ligadas a la música común, o sea mesomúsica. ¿Debemos crear entonces una nueva categoría o simplemente aquello que no nazca desde la cuna elitista de la música docta está destinada a permanecer en esta masa generalizadora de la “música común” (mesomúsica)?
En definitiva, lo que plantea Vega -o lo que pretendió plantear-, no es sólo insertar un nuevo concepto en el inconsciente colectivo, va más allá. Pretende “crear una conciencia histórica y actual de la mesomúsica en su trascendencia espacial y temporal y en sus diversas funciones.”[4] Sin embargo, deja pendientes una gran cantidad de temas que, finalmente, hacen de este concepto una generalidad homogénea (reduccionista, por cierto) que no responde a la realidad musical y que siguen discriminando desde una mirada “docta” a lo popular.
A partir de entonces, denomina “mesomúsica”, al “conjunto de creaciones funcionalmente consagradas al esparcimiento (melodías con o sin texto), a la danza de salón, a los espectáculos, a las ceremonias, actos, clases, juegos, etcétera, adoptadas o aceptadas por los oyentes de las naciones culturalmente modernas”[2] que, sin embargo, no es simplemente “música popular”, ya que en este concepto se encierra una multiplicidad de definiciones que no logran un acuerdo universal.
Vega, señala a la mesomúsica como “la música de todos”, esta es capaz de traspasar clases sociales, tiempos, espacios, etc. Justamente por ello, abarca el mercado más grande en cuanto a música y traspasa este mismo negocio –Lo que, sin embargo, se ha visto coartado en los últimos tiempos por la piratería e Internet-. El musicólogo señala al respecto, que “las consecuencias más significativas de todo este mundo musical que anima la mesomúsica es el beneficio que su potencialidad extiende a la música superior; y es tan grande ese beneficio, que nos alarma pensar en lo que hoy ocurriría si le faltara.”[3]
Debemos señalar que aún que, Vega, destaca a la mesomúsica, como la música más importante en la actualidad, incurre igualmente en el error de situarla en una posición jerárquica inferior a la música docta –aunque se aclare que se refiere a una posición dada desde la elite-, teniendo en cuenta que responden a tiempos, espacios, intereses, etc., diferentes a donde y porqué se crean.
En relación a la pobreza de vocabulario a la que alude Vega, es importante preguntarse qué pasa con las creaciones complejas que en teoría entrarían en el ámbito de la música docta, sin embargo, en forma o apariencia siguen estando fuertemente ligadas a la música común, o sea mesomúsica. ¿Debemos crear entonces una nueva categoría o simplemente aquello que no nazca desde la cuna elitista de la música docta está destinada a permanecer en esta masa generalizadora de la “música común” (mesomúsica)?
En definitiva, lo que plantea Vega -o lo que pretendió plantear-, no es sólo insertar un nuevo concepto en el inconsciente colectivo, va más allá. Pretende “crear una conciencia histórica y actual de la mesomúsica en su trascendencia espacial y temporal y en sus diversas funciones.”[4] Sin embargo, deja pendientes una gran cantidad de temas que, finalmente, hacen de este concepto una generalidad homogénea (reduccionista, por cierto) que no responde a la realidad musical y que siguen discriminando desde una mirada “docta” a lo popular.
[1] VEGA, Carlos. Mesomúsica: UN ENSAYO SOBRE LA MÚSICA DE TODOS. Rev. music. chil., jul. 1997, vol.51, no.188, p.75-96. ISSN 0716-2790. Pág. 75 y 76
[2] Vega (1979), p. 80
[3] Vega (1979), p. 84
[4] Vega (1979), p. 85
[2] Vega (1979), p. 80
[3] Vega (1979), p. 84
[4] Vega (1979), p. 85
Etiquetas: carlos vega, mesomúsica, música popular
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