martes, junio 12, 2007

CASTILLO FADIC, Gabriel - Epistemología y construcción identitaria en el relato musicológico americano

FICHA BIBLIOGRÁFICA

CASTILLO FADIC, Gabriel.
Epistemología y construcción identitaria en el relato musicológico americano. Rev. music. chil. [online]. July 1998, vol.52, no.190 [cited 07 June 2007], p.15-35. Available from World Wide Web: . ISSN 0716-2790.
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GABRIEL CASTILLO FADIC
Periodista de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), nació en Chile en 1965. Es además licenciado en Estetica (1990) en la Puc, Estudio en la Ecole Normale Superieure de Paris (Ens-Paris), en 1993 y Dr. Artes y Ciencias (1998), en la Universite Paris I Pantheon-Sobornne de Francia.
Ha desarrollado estudios con relación al tema de identidad, en diversas áreas. En esta línea se ganó un proyecto Fondecyt el año 2000, como coinvestigador de la investigación “Perfil identitario del ser chileno a través de las artes, en el periodo 1933-1970”.
Actualmente se desempeña en el Instituto de Estética de la Facultad de Filosofía, de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC).
HIPÓTESIS
“La diversidad de funciones musicales simboliza la presencia de numerosos modelos culturales y, por lo tanto, de una multiplicidad de sistemas de sentido que coexisten en desmedro de una aparente homogeneidad institucional.”[1]

Es tanta la diversidad que existe en América que no sería correcto el reduccionismo, para hablar de una sola identidad americana. Sin embargo, son las adversidades vividas por el pueblo americano las que logran crear un “alma continental”. Lo que plantea Castillo es que en contra de la violencia ejercida por que sea todo igual, se debe luchar por comprender y aceptar la heterogeneidad existente.
TEMAS SECUNDARIOS
v Teoría. La teoría musical es posterior a la música, por lo tanto, toda la música poseería teoría y con ello se legitima su existencia.
v Identidad. La identidad está designada a partir de algo mayor que la sustenta. Por lo tanto, su existencia tiene que ver con la correlación de identidad con un principio de alteridad.
v “Teoría crítica de la música americana”. Para realizar un correcto análisis se utiliza la “teoría de la música americana”, que tiene un objeto doble: Por un lado, definir o descubrir la identidad que designa el relato musicológico. Por otro lado, definir o descubrir cómo la música ha influenciado en la construcción de una identidad social.
v Poder. Las artes han estado ligadas al poder, lo que le ha permitido mantener un status, siendo así designada de popular o docta. Obviándose con ello su real significación por origen, contexto, etc.
v Modernidad. La modernidad de Europa se valida en el control del “otro”, no por sí misma. El análisis que se hace al respecto no llega a ser profunda, ya que es fragmentaria y sin continuidad.
v Fuentes. Tienen numerosos defectos. Como por ejemplo, no readapta sus parámetros, siendo que en la propia música occidental ya es cuestionable sus categorías.
v Artesanía. La historia oficial en relación a la música y al conducto que sigue esta en Latinoamérica, lleva a considerar a lo realizado como una artesanía que no logra ser una composición moderna.
v Auditor. No todos percibimos de igual forma la música. Existen dos parámetros tras los cuales hay quien “escucha” y otro que “oye”. Entendiendo el primero como inercia, en contraste con la audición que requiere un grado de cultura, que nos lleva a cuestionarnos sobre el qué y el cómo.
OPINIÓN CRÍTICA
Gabriel Castillo se sitúa desde lo culto, para hacer una revisión de la teoría que analiza la música docta latinoamericana. A partir de entonces descubre una serie de fallas que derivan en que la música realizada hasta hoy en día en nuestro continente va a ser catalogada de inferior a priori.
Para hablar de “música latinoamericana” debemos partir de la premisa de que señalar latinoamericano de una manera reduccionista es obviar las infinitas identidades existentes en América. Por ello, es necesario tener en cuenta que esta generalidad da cuenta de fenómenos sociales a los que responde la música como parte de la historia.
Es importante destacar también que si la teoría es posterior a la música y es esta la que la legitima, entonces toda la música debe ser considerada como tal ante la mirada docta como la popular. En ello encontramos un vacío para poder analizar correctamente lo que es marginado desde la musicología y no es considerado popular.
Una de las principales fallas en el análisis de la música latinoamericana, es que no se le reconoce como algo nuevo, sino que se le considera lo “diferente” a lo que ya está. Validándose desde el conocimiento occidental europeo, en esto que parece ser tan igual existe una asimetría dada por el poder. La música americana pierde validez, ya que es analizada desde un discurso musicológico europeo. Es importante entender que la música docta americana tiene una doble exigencia: por un lado, está descontextualizada por su origen e historia. Por otro, se mantiene alejada de quienes la legitiman. El problema de la falta de escritura evita mayormente el desarrollo a nivel europeo y aumenta su discriminación.
Lo americano logra reunirse principalmente a través de sus falencias. Se descubre mucho mejor lo que no es, de lo que es, por su diversidad identitaria, por eso su división en americanos de Estados Unidos del resto de los latinos, ya que estos últimos, es mucho lo que les falta, por lo que logran unirse a partir de sus dificultades. Esta forma de reduccionismo no logra ser correcta y ante ello, el mejor antídoto es la “reivindicación de la diferencia”.
Aún con las dificultades mencionadas se logra desarrollar una música docta propia de América Latina, pero que tiene que superar aún mayores dificultades ya que es categorizada como un excedente de lo que tradicionalmente se conoce. Castillo plantea que los defectos en sus fuentes causarían que siempre fuese considerada como una música menor, ya que es analizada desde la música europea que claramente lleva la delantera.
Hay teóricos americanos que han tratado de clasificar la música latinoamericana a partir de ella misma, pero aún así hay una mirada inferior, catalogándola de “monótona e imperfecta”. Es necesario revertir esto, sin que se transforme en una teoría simplista y falta de estética musical. La música de América Latina es definitivamente distinta a la europea y no una derivación mal hecha de esta.
En conclusión, lo que hasta hoy en día existe sobre teoría en música americana, no ha sido suficiente. Castillo señala al respecto que “una teoría crítica general americana es aún una ciencia incipiente y que ella depende del desarrollo de herramientas analíticas adecuadas y de la superación del miedo intelectual endémico que impide poner entre paréntesis, aunque sea de manera provisoria, la epistemología occidental.”[2]

[1] CASTILLO FADIC, Gabriel. Epistemología y construcción identitaria en el relato musicológico americano. Rev. music. chil. [online]. July 1998, vol.52, no.190 [cited 07 June 2007], p.15-35. Available from World Wide Web: . ISSN 0716-2790. Pág. 5
[2] Pág. 13

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sábado, junio 09, 2007

VEGA, Carlos - Mesomúsica: UN ENSAYO SOBRE LA MÚSICA DE TODOS


FICHA BIBLIOGRÁFICA

VEGA, Carlos
Mesomúsica: UN ENSAYO SOBRE LA MÚSICA DE TODOS.
Rev. music. chil., jul. 1997, vol.51, no.188, p.75-96.
ISSN 0716-2790.
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CARLOS VEGA
Poeta y musicólogo argentino. Nace el 14 de abril de 1898 en Cañuelas, pero siendo muy joven abandonó su ciudad natal. Para sus vecinos era “el loco Vega”: un guitarrero, bohemio y amante del arte, del que se burlaban cuando se paraba sobre el banco de la Plaza para recitar sus poemas.
Desde muy joven tuvo dos vocaciones: la poesía y la música, aunque optó por esta última. En febrero de 1927, fue nombrado adscripto ad honorem en el Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia. Durante su vida, Vega realizó numerosos viajes por el interior de Argentina y por otros países latinoamericanos como Chile, Perú, Bolivia y Paraguay, con la finalidad de estudiar a fondo las características de la música autóctona, sus ritmos e instrumentos.
En 1944 el Gabinete creado por Vega se constituyó en el Instituto de Musicología Nativa (decreto del presidente Farrel Nº32456/44). En 1948 se separó del Museo con el nombre de Instituto de Musicología (Decreto del presidente Perón 20.082/48), dirigido por su fundador. Se dedicó al estudio del folklore argentino y americano. Es autor de los volúmenes de versos "Hombre y campo"; del de cuentos titulado "Agua" y de los ensayos "La música de un códice colonial del siglo XVI" (1931), "Bailes tradicionales argentinos", "Danzas y canciones argentinas" (1936), "Canciones y danzas criollas" (1941), "La música popular Argentina" (1944), "Panorama de la música popular argentina" (1944), "Música sudamericana" (1946), "Los instrumentos musicales aborígenes y criollos de Argentina" (1946), "El Himno Nacional Argentino" (1960), "El canto de los trovadores en una historia integral de la música" (1963) y "Las canciones folklóricas argentinas" (1963), entre otras.
Carlos Vega fue director del Instituto Nacional de Musicología. Como homenaje al distinguido investigador, fallecido el 10 de febrero de 1966, el Secretario de Cultura Dr. Arturo López Peña, lo denominó Instituto Nacional de Musicología Carlos Vega.
HIPÓTESIS
“La música está aquí todos los días, entre nosotros, pero tardamos en abarcarla y comprenderla. (…) Falta una buena discriminación general de las clases de la música en sí y en sus relaciones con los grupos profesionales, las clases sociales, las clases culturales, etcétera, y la ordenación de la correspondiente nomenclatura.”[1]

Por aquel entonces, cuando Vega planteaba esta hipótesis, existía una discriminación difusa de cómo denominar a la música que no era docta, pero era más que la primitiva, sin embargo, era diferente del folclor. Más aún se codeaba con todas estas, creando un estilo medio, que denomina: mesomúsica, reemplazando el concepto “música popular” que no lograba una correcta definición universal.
TEMAS SECUNDARIOS
v Música Docta. Las definiciones por las que ha sido sometida la música, incluso hasta nuestros días, nace principalmente desde la elite, que es quien “costea” la música de alto nivel.
v Prehistoria. Se habla de prehistoria musical hasta el siglo XII. A partir de la labor de los trovadores y bajo el mando de los príncipes, se comienza a escribir música y aparece la “música superior”, en la que destaca la “eclesiástica-polifónica”.
v Danza. A partir de la historia de la danza se ha logrado rescatar parte de la historia de la música. La danza misma es la que ha dado la partida para ir creando nuevas especies.
v Francia. Para Vega, Francia ha marcado la pauta, en todos los tiempos, en las sociedades menores. A partir de los estilos que han nacido en este país, ha ido variando y derivando en especies totalmente diferentes como lo que sucede con la contradanza.
v Productos Culturales. Lo que sucede con la mesomúsica es análogo a lo que ocurre con otras artes como la poesía didáctica y prosa periodística, artes plásticas y artesanía, etc.Musicología. Por estar situada desde la elite, ha dejado en el olvido las músicas que no son doctas, ya que no serían dignas de ser estudiadas. En eso, ignora la mesomúsica.
OPINIÓN CRÍTICA
Carlos Vega, destacado musicólogo argentino, escribe desde la necesidad de darle un espacio en lo teórico a lo que no pertenece a la música docta y que confundiéndose con el folclor, tampoco lo es. Entonces logra diferenciarlo de los dos mencionados anteriormente, además de la música primitiva.
A partir de entonces, denomina “mesomúsica”, al “conjunto de creaciones funcionalmente consagradas al esparcimiento (melodías con o sin texto), a la danza de salón, a los espectáculos, a las ceremonias, actos, clases, juegos, etcétera, adoptadas o aceptadas por los oyentes de las naciones culturalmente modernas”[2] que, sin embargo, no es simplemente “música popular”, ya que en este concepto se encierra una multiplicidad de definiciones que no logran un acuerdo universal.
Vega, señala a la mesomúsica como “la música de todos”, esta es capaz de traspasar clases sociales, tiempos, espacios, etc. Justamente por ello, abarca el mercado más grande en cuanto a música y traspasa este mismo negocio –Lo que, sin embargo, se ha visto coartado en los últimos tiempos por la piratería e Internet-. El musicólogo señala al respecto, que “las consecuencias más significativas de todo este mundo musical que anima la mesomúsica es el beneficio que su potencialidad extiende a la música superior; y es tan grande ese beneficio, que nos alarma pensar en lo que hoy ocurriría si le faltara.”[3]
Debemos señalar que aún que, Vega, destaca a la mesomúsica, como la música más importante en la actualidad, incurre igualmente en el error de situarla en una posición jerárquica inferior a la música docta –aunque se aclare que se refiere a una posición dada desde la elite-, teniendo en cuenta que responden a tiempos, espacios, intereses, etc., diferentes a donde y porqué se crean.
En relación a la pobreza de vocabulario a la que alude Vega, es importante preguntarse qué pasa con las creaciones complejas que en teoría entrarían en el ámbito de la música docta, sin embargo, en forma o apariencia siguen estando fuertemente ligadas a la música común, o sea mesomúsica. ¿Debemos crear entonces una nueva categoría o simplemente aquello que no nazca desde la cuna elitista de la música docta está destinada a permanecer en esta masa generalizadora de la “música común” (mesomúsica)?
En definitiva, lo que plantea Vega -o lo que pretendió plantear-, no es sólo insertar un nuevo concepto en el inconsciente colectivo, va más allá. Pretende “crear una conciencia histórica y actual de la mesomúsica en su trascendencia espacial y temporal y en sus diversas funciones.”[4] Sin embargo, deja pendientes una gran cantidad de temas que, finalmente, hacen de este concepto una generalidad homogénea (reduccionista, por cierto) que no responde a la realidad musical y que siguen discriminando desde una mirada “docta” a lo popular.
[1] VEGA, Carlos. Mesomúsica: UN ENSAYO SOBRE LA MÚSICA DE TODOS. Rev. music. chil., jul. 1997, vol.51, no.188, p.75-96. ISSN 0716-2790. Pág. 75 y 76
[2] Vega (1979), p. 80
[3] Vega (1979), p. 84
[4] Vega (1979), p. 85

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