Música popular y discurso académico: a propósito de la legitimación culta de las “Anticuecas”de Violeta Parra
Música popular y discurso académico: a propósito de la legitimación culta de las “Anticuecas”de Violeta Parra
Jorge Aravena Décart
Jorge Aravena Décart
FICHA BIBLIOGRÁFICA
ARAVENA DECART, Jorge.
Música popular y discurso académico: a propósito de la legitimación culta de las "Anticuecas" de Violeta Parra.
Rev. music. chil. [online]. jul. 2004, vol.58, no.202, p.9-25.
Disponible en la World Wide Web: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-27902004020200003&lng=es&nrm=iso>. ISSN 0716-2790
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JORGE ARAVENA DÉCART
Joge Aravena Décart, musicólogo, estudió Licenciatura en Arte, con mención en Teoría Teoría de la Música, colaborado en la Revista Musical Chilena, realizó estudios de postgrado en Francia, en la Université de Frenche-Compté, París. Fue alumno de Fernando García en el curso de Música en Chile y América en 1999.
Otra de sus publicaciones es: “Opciones armónicas, estilo musical y construcción identitaria: una aproximación al aporte de Violeta Parra en relación con la música típica” (Revista Musical Chilena, jul. 2001, vol.55, no.196, p.33-58).
Otra de sus publicaciones es: “Opciones armónicas, estilo musical y construcción identitaria: una aproximación al aporte de Violeta Parra en relación con la música típica” (Revista Musical Chilena, jul. 2001, vol.55, no.196, p.33-58).
HIPÓTESIS
“Lo culto se transforma y se autoconfiere así el don de convertir lo popular en ‘arte verdadero’, sublimación que da la medida del poder simbólico que detenta. Él y sólo él es capaz de dar la pauta, directa o indirectamente, de aquello que es correcto o equivocado –como el guitarrear de Violeta- (…) este tránsito de la ignorancia al conocimiento, de lo inerte a lo vital, de lo popular a lo culto, sólo tiene sentido para el discurso que lo proclama.”[1]
Lo que plantea Aravena, es que lo proclamado “popular”, nace desde una mirada docta, lo cual vendría a validarse en este mismo espacio. Lo mismo, no permite el análisis dentro de sus propios simbolismos y se ve desplazado a un lugar inferior en una categoría jerárquica en la música.
Lo que plantea Aravena, es que lo proclamado “popular”, nace desde una mirada docta, lo cual vendría a validarse en este mismo espacio. Lo mismo, no permite el análisis dentro de sus propios simbolismos y se ve desplazado a un lugar inferior en una categoría jerárquica en la música.
TEMAS SECUNDARIOS
v Popular. Lo popular es entendido como una categoría social que se contrapone a lo culto o docto. Siempre desde una mirada que parte en este punto. Dentro de lo popular se encuentra el folclor. Lo popular sólo se comienza a estudiar pasado el siglo XX y en Chile en los ’90, siempre desde lo docto.
v Música. Será considerada música, porque la sociedad en la que se ha creado la reconoce como tal. Por ello se debe hablar correctamente de “fenómeno musical”, más allá de música, esto inspirado en el “fenómeno social total”.
v Universos. Existen dos grandes universos. Por un lado lo popular, por otro lo artístico. No existe nada más fuera de esto.
v Discurso. Debe ser considerado por lo que dice, así como por lo que calla.
v Discurso Académico. El discurso musicológico responde a la institución que lo alberga, por ello hereda sus carencias y sesgos. En este sentido el análisis del fenómeno musical debe ser a través de un discurso académico, que no responde precisamente a un tiempo, cultura, espacio, etc., determinado.
v Estudio del folclor. Sólo quienes logren salir del universo de lo popular son dignos de estudio. Es por ello que Violeta Parra es digna de estudios, ya que logra salir del “simple” folclor, a creaciones complejas que llegan a acercarse a lo docto.
v Tonal y Armónico. La diferencia entre lo cultural y popular, musicalmente hablando, se basa en la complejidad que se logra en cuanto a lo tonal y armónico, siempre desde un discurso académico.
v “Verdadero arte”. Aquellos que realizan arte verdadero, que pertenecen a este grupo docto, se encargan de situar al artista popular en su universo, menospreciándolo y situándolo en una categoría menor en la que se encuentran ellos.
v Composición. Todo tipo de diferencia se da en el ámbito contextual, ya que al momento de analizar una obra en cuanto a su composición, nos encontramos con una frontera muchas veces inexistente.
v Industria Cultural. Otro parámetro que aparece en el texto es que la música docta está fuera de la industria cultural, o sea se reserva un público selecto. Viene a ser lo que se mantuvo fuera de la industria cultural -en que destaca lo abstracto y su complejidad- lo que alcanza un punto máximo de desarrollo en la obra de Violeta.
v Música. Será considerada música, porque la sociedad en la que se ha creado la reconoce como tal. Por ello se debe hablar correctamente de “fenómeno musical”, más allá de música, esto inspirado en el “fenómeno social total”.
v Universos. Existen dos grandes universos. Por un lado lo popular, por otro lo artístico. No existe nada más fuera de esto.
v Discurso. Debe ser considerado por lo que dice, así como por lo que calla.
v Discurso Académico. El discurso musicológico responde a la institución que lo alberga, por ello hereda sus carencias y sesgos. En este sentido el análisis del fenómeno musical debe ser a través de un discurso académico, que no responde precisamente a un tiempo, cultura, espacio, etc., determinado.
v Estudio del folclor. Sólo quienes logren salir del universo de lo popular son dignos de estudio. Es por ello que Violeta Parra es digna de estudios, ya que logra salir del “simple” folclor, a creaciones complejas que llegan a acercarse a lo docto.
v Tonal y Armónico. La diferencia entre lo cultural y popular, musicalmente hablando, se basa en la complejidad que se logra en cuanto a lo tonal y armónico, siempre desde un discurso académico.
v “Verdadero arte”. Aquellos que realizan arte verdadero, que pertenecen a este grupo docto, se encargan de situar al artista popular en su universo, menospreciándolo y situándolo en una categoría menor en la que se encuentran ellos.
v Composición. Todo tipo de diferencia se da en el ámbito contextual, ya que al momento de analizar una obra en cuanto a su composición, nos encontramos con una frontera muchas veces inexistente.
v Industria Cultural. Otro parámetro que aparece en el texto es que la música docta está fuera de la industria cultural, o sea se reserva un público selecto. Viene a ser lo que se mantuvo fuera de la industria cultural -en que destaca lo abstracto y su complejidad- lo que alcanza un punto máximo de desarrollo en la obra de Violeta.
OPINIÓN CRÍTICA
Jorge Aravena a través de su análisis basado en las “Anticuecas” de Violeta Parra pone sobre la mesa un problema aún mayor que el hecho de que algo sea popular o docto. La discusión en sí, va en cómo el círculo de artistas, reconocidos como tales, cuidan su universo selecto y reducido, generalmente elitista.
El hecho de que existan estos dos mundos no sólo está dado por los artistas doctos, sino reforzado por quienes pertenecen a este mundo popular, que desconocen el discurso formal y no ven en ello un problema. Por el contrario, Violeta Parra declaró para una revista que no conocía la música y que tampoco quería aprender, que sólo aprendió a tocar guitarra con Andrés Segovia, antes, “mis manos juegan sobre las cuerdas y toco algo nuevo. No puedo escribirlo, porque tampoco soy capaz…”[2]. Frente a esto es imposible dejar de preguntarse ¿cómo logra llegar a tal calidad musical? Y en ello una respuesta evidente, el discurso al que se enfrenta el artista popular está creado desde lo docto, creando una jerarquía vertical, en lo que tiene un lugar peyorativo lo que no pertenece a este arte selecto, de academia, simplemente no es “arte verdadero”.
Lo que plantea el artista popular es mucho más puro que lo que plantea el artista docto. No tiene escuela y no requiere de ella, ya que su música no proviene de textos, sino de realidades, experiencias, sentimientos. Es una expresión espontánea que sale como un grito a través de una canción, un poema, una pintura, entre otros, que el artista con formación académica se empeña en categorizar en el sector más bajo de su jerarquía vertical.
Aravena en un comienzo plantea el termino “fenómeno musical”, que está inspirado en el “fenómeno social total”. Parte de esta base es la que se podría aplicar para tener una división más clara de lo que sucede en estos dos universos. Por un lado, el artista docto busca mantener su estatus de artista y su meta es “hacer arte”, para ello se forma y se inspira en lo que lo rodea, siempre manteniendo un contexto histórico, social, cultural, espacial, etc. Al otro lado de la moneda el artista popular, tiene como meta expresar un mensaje social: sus alegrías y su descontento, reclamar o aclamar, etc., y busca como excusa el arte, que no aprendió en grandes academias, si no que fue naciendo como una extensión del alma a través de instrumentos, que otros se empeñan en meter en conservatorios.
En conclusión, el objetivo que se plantea el texto bajo ningún punto busca desvalorar un universo frente a otro, si no criticar que el antiguo discurso académico está obsoleto, ya que es necesario generar uno nuevo que analice el arte popular a partir de este mismo. El objeto popular debe ser considerado como parte de un dominio simbólico autónomo. En cuanto al método de análisis debe cambiar, no simplificarlo al punto de la mediocridad, si no tomar en cuenta que corresponde a una realidad y un imaginario diferente. Asimismo, las herramientas utilizadas deben cambiar para que no desfavorezcan de antemano a lo popular, si no que la evalúen a partir de otra base.
[1] Aravena, Jorge. “Música popular y discurso académico…”. Pág. 21
[2] Pág. 21
El hecho de que existan estos dos mundos no sólo está dado por los artistas doctos, sino reforzado por quienes pertenecen a este mundo popular, que desconocen el discurso formal y no ven en ello un problema. Por el contrario, Violeta Parra declaró para una revista que no conocía la música y que tampoco quería aprender, que sólo aprendió a tocar guitarra con Andrés Segovia, antes, “mis manos juegan sobre las cuerdas y toco algo nuevo. No puedo escribirlo, porque tampoco soy capaz…”[2]. Frente a esto es imposible dejar de preguntarse ¿cómo logra llegar a tal calidad musical? Y en ello una respuesta evidente, el discurso al que se enfrenta el artista popular está creado desde lo docto, creando una jerarquía vertical, en lo que tiene un lugar peyorativo lo que no pertenece a este arte selecto, de academia, simplemente no es “arte verdadero”.
Lo que plantea el artista popular es mucho más puro que lo que plantea el artista docto. No tiene escuela y no requiere de ella, ya que su música no proviene de textos, sino de realidades, experiencias, sentimientos. Es una expresión espontánea que sale como un grito a través de una canción, un poema, una pintura, entre otros, que el artista con formación académica se empeña en categorizar en el sector más bajo de su jerarquía vertical.
Aravena en un comienzo plantea el termino “fenómeno musical”, que está inspirado en el “fenómeno social total”. Parte de esta base es la que se podría aplicar para tener una división más clara de lo que sucede en estos dos universos. Por un lado, el artista docto busca mantener su estatus de artista y su meta es “hacer arte”, para ello se forma y se inspira en lo que lo rodea, siempre manteniendo un contexto histórico, social, cultural, espacial, etc. Al otro lado de la moneda el artista popular, tiene como meta expresar un mensaje social: sus alegrías y su descontento, reclamar o aclamar, etc., y busca como excusa el arte, que no aprendió en grandes academias, si no que fue naciendo como una extensión del alma a través de instrumentos, que otros se empeñan en meter en conservatorios.
En conclusión, el objetivo que se plantea el texto bajo ningún punto busca desvalorar un universo frente a otro, si no criticar que el antiguo discurso académico está obsoleto, ya que es necesario generar uno nuevo que analice el arte popular a partir de este mismo. El objeto popular debe ser considerado como parte de un dominio simbólico autónomo. En cuanto al método de análisis debe cambiar, no simplificarlo al punto de la mediocridad, si no tomar en cuenta que corresponde a una realidad y un imaginario diferente. Asimismo, las herramientas utilizadas deben cambiar para que no desfavorezcan de antemano a lo popular, si no que la evalúen a partir de otra base.
[1] Aravena, Jorge. “Música popular y discurso académico…”. Pág. 21
[2] Pág. 21
Etiquetas: anticuecas, ensayo, jorge aravena decart, violeta parra